4 nov 2010

Bernardo

Por la calle se oía el murmurar de las personas. Bernardo no les prestaba atención, continuo su camino a casa. Al llegar, su madre le pregunto: “¿Qué te sucede?”, pero el joven, como era costumbre, le contesto: “Estoy bien, no te preocupes”. Observaba el techo desde su cama, cuando detallo como la humedad lo estaba acabando, una mugre de aspecto verde opaco se lo tragaba a pedazos. Hizo un gesto de menosprecio al asunto, y se dirigió al baño. Ceno con su madre, en realidad no tenia mucho apetito, sin embargo hizo un esfuerzo por no demostrarlo.

-¿Y como estuvieron las clases?-Pregunto Madre.

-Bien.

Madre hizo un movimiento en su boca que delato sus pensamientos. Bernardo lo noto, e hizo la misma mueca que con la mugre del techo. La cena continuo, y se convirtió a un silencio sepulcral. Se veían uno a otro, como tratando de leerse la mente. Finalizaron, ambos se dirigieron a su respectiva habitación. Madre no podía dormir, algo la atormentaba, sus ojos se tornaron abiertos hasta pasada la medianoche.

El sonido despertó a la madre de Bernardo y a los vecinos más cercanos, un sonido fuerte, seco, sacudió sus sueños. Madre al abrir la puerta, lo vio tirado ahí, habiendo realizado lo que siempre quiso realizar, y con una nota en su mano derecha ligeramente sucia, donde Madre leyó: “No es tú culpa”.

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